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jueves, 20 de marzo de 2014

VIOLENCIA: ¿ENMASCARADA O DESCARADA?

Por: Óscar Misle @oscarmisle


La violencia enmascarada y descarada
Debemos de tener en claro la violencia que sufrimos. (Créditos: Shutterstock.com)

Las diferentes expresiones de violencia se pueden presentar desde las formas más leves hasta la letalidad y la eliminación del otro, dando como resultado distintas violencias.
La violencia tiene dos caras:
Enmascarada: Acoso, chantaje, chalequeo, amenazas, difamación y la exclusión.
Descarada: Agresiones físicas, verbales y actitudinales.

Normalmente se reconoce a la descarada, por evidente; pero la enmascarada pasa desapercibida y para mucha gente ni siquiera es violencia.
La violencia se ha hecho parte de la cotidianidad. En muchos centros educativos consideran que la violencia es tan cotidiana como “la vida misma”. Forma parte de la “convivencia”; por lo tanto hay que lidiar con ella como algo “natural”
.
La violencia puede ser realizada de manera:
Directa, del agresor al agredido(s).
Indirecta, generando condiciones o comentarios que afectarán a la víctima ausente o  haciendo uso de las TICs (internet, redes sociales y teléfonos celulares).

Las causas que la originan pueden ser generadas de forma:
Endógena en lo internoen la convivencia directa, irrespeto a las normas y abuso de poder.
Exógena desde afuera, inseguridad personal, violación de derechos humanos y pérdida de la libertad.
En la mayoría de los casos una combinación de ambos.

Puede además ser:
Consciente. Se reconoce  racionalmente. Se da de forma intencional, inclusive se puede justificar con aquello de que “el fin justifica los medios”. Aunque  seguramente hay otros factores ocultos y profundos que no se pueden hacer conscientes. “Mano dura para corregir” “A Dios rogando y con el mazo dando”.
Inconsciente. No se sabe porque se reacciona visceral y compulsivamente. No se piensa. Se actúa reactivamente…“Yo soy así, no tengo pelos en la lengua”, “Ojo por ojo”.

Factores que activan el comportamiento violento. No se pueden hacer  diagnósticos a priori y mucho menos por  personas no especializadas. Detrás  de la  violencia pueden  coexistir  diversas causas de índoles psicológicas o patológicas, por heridas emocionales, pautas de comportamiento aprendido en los contextos familiares, culturales y políticos. En los que la violencia marcó formas de relación y poder.

La salud mental, la gran excluida. Tendría que tener el mismo valor que la salud física; sin embargo en la práctica, no es así. Si un estudiante se enferma con un infección contagiosa inmediatamente se refiere a un médico para que le indique el tratamiento adecuado, incluso se le da un reposo hasta que se recupere para que no contagie a sus compañeros de clase. No se le exigiría que siga asistiendo a clases y se le pediría al resto de los compañeros utilizar “tapa  boca” para no  contagiarse.

Mucha resistencia a reconocerla. En el caso los problemas de salud mental, cuando se pierde el control emocional y aparece la violencia como síntoma, existe resistencia, inclusive por parte de las familias, de solicitar el apoyo de un profesional de salud mental. Se aplican medidas correctivas para abordar los síntomas y  no los factores que generan los comportamientos violentos.

Se requiere apoyo profesional. Cuando existen situaciones en las que la violencia afecta la salud mental, comienzan a aparecer síntomas de estrés, ansiedad y angustia que activan y desencadenan miedos, por factores reales o imaginarios, que se traducen en depresiones, ataques de pánico y somatizaciones.  



Leer mas en: http://www.revistadominical.com.ve/noticias/firmas/la-violencia-enmascarada-y-descarada.aspx#ixzz2wXgoXp8F

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